Sunday, July 22, 2007

hijos de puta

Hoy me pudo haber violado, o incluso matado. Dentro de lo que cabe, tuve suerte de que no fuera un hijo de puta y me lastimara de verdad. Lo único que pude hacer fue correr y correr. No gritar, no golpear, correr. Una patrulla. Vacía. Están comiendo tacos. Otra patrulla, les pido ayuda a los “policías”, que no preguntaron qué había pasado sino hasta después de 10 minutos que llevaba en la patrulla buscando al hijo de puta. No me tomaron en serio, su actitud era de “hagámosle el favor a la pobre güera”. “¿Y qué le hizo el puerco?” “Corrió detrás de mí y me tomó del brazo ‘Ésta está solita y yo sí me la llevo’”. Todo lo pude hacer fue empujarlo y correr hasta ya no poder respirar. “Me hubiera gustado agarrarlo para que usted pudiera darle sus cachetadas al puerco”. Como si de veras le importara que hubiera un hijo de puta en la calle que le haría lo mismo a la siguiente que se cruzara por su camino. ¿Sólo cachetadas? Yo lo quería muerto, a él, a los policías, a todos los hijos de puta que se creen con el derecho de hacer lo que quieran con las mujeres. “Pues mire güerita linda, no lo pudimos agarrar, ya se peló.” Hijos de puta. ¿Qué chingados tienen el cabeza? ¿Qué pasa en este mundo? ¿Por qué uno no pueda caminar por la calle después de ir al cine? Y ni siquiera para llevarme a mi casa los pendejos. Me dejaron en un sitio de taxis, y en ese instante vinieron las lágrimas. Y el taxista “¿Está triste?” No, guey, estoy bien feliz, ¿no ves? Y pensando que sería caritativo, que al ver que me había bajado de la patrulla sería gentil y no me cobraría, no. Me cobró y encima de todo no tenía cambio. Siempre están buscando cómo verle la cara a la gente. Esta ciudad está cada vez peor, la gente es cada vez peor, la humanidad es una mierda. El problema de este mundo es la humanidad. Deberíamos morir todos y nunca más volver a existir. El odio y la impotencia son demasiado grandes. La desesperación, el enojo. Y llego y no sirve el elevador, y hay gente en la casa chupando y fumando cuando lo único que quiero es un poco de tranquilidad. Y no tengo ningún otro lugar a dónde ir, todos están fuera de la ciudad. Sola. Estoy sola con mi enojo y mi rabia, y lo único que se me pudo ocurrir fue escribir. Tengo que sacarlo de mi sistema. Pero esta impotencia me está deshaciendo. Ser mujer parece ser una condena, y más si no eres fea. Dan por sentado que eres una pendeja o una zorra o una dejada. Huir. Huir.