Wednesday, November 01, 2006

¿Por qué no?

Sinceramente yo no sé mucho de música, conozco muchas cosas pero nunca sé cuál es la banda, cómo se llama la rola o el guitarrista, yo sólo la escucho y si me gusta la sigo escuchando. Aunque no tenga los conocimientos necesarios para hacer reseñas musicales, en el concierto de los Yeah Yeah Yeahs pensé ¿y por qué no podría hacer una reseña a mí manera? También estuve ahí, también le sudé y le brinqué… puedo darme el lujo de hacer una pequeña “reseña”.

Pues no voy a hablar del tedio de la espera infinita que siempre precede a un concierto, todos la conocen y da hueva hablar de eso, y ni qué decir del bodrio de la banda abridora: Sub-división, en el nombre llevan la condena. Pero cuando se apagaron las luces comenzó el griterío de viejas histéricas que creen que si gritan alguien de la banda las va a ver y distinguir entre un chingo de cabezas morenas, que por cierto también gritan teniendo la misma esperanza inútil de que los van a pelar. En medio de los cuerpos jadeantes y ya un poco sudorosos, el P. y G. se perdieron entre la masa de pelos chinos (extrañamente parecía reunión de cabezas rizadas). Así que yo me quedé un poco atrás con el compadre O. que hizo una gran labor de protección trasera, eso de los manoseos es inevitable en un concierto, pero ¡no mamen! ¡No sean tan descarados!

Pues bueno, siguió la gritadera infernal y al fin llegó la banda tan esperada. Abrieron con una rola que sí conozco pero no me sé el nombre… ni la letra, pero bien que le brinqué y empecé a sudar como marranito (no sé por qué se dice así si los marranos no sudan…) y tengo que aceptar, vergonzosamente, que por primera vez me metí medio lejos y logré sobrevivir a la marea de brincoteos y empujones de un concierto. La segunda rola también prendió a la banda de niños “emos” de 15 años, que por cierto provocaron un chingo de tráfico a la salida con los chingos de papás que fueron a buscar a sus hijos quinceañeros y rebeldes.

En fin, siguieron tocando rolas que conocía, otras que no, y de ninguna me sabía bien la letra, no soy tan fan, pero el momento “bríncale y agarrate pa no caerte” fue muy divertido. Después vino el bajón, con unas canciones más tranquilas, esas no las conocía, entonces como ni el corito podía cantar pues no me emocioné tanto, pero estuvo bien. Y para terminar el bajón, llegó el momento Remi con Maps (¡de esa sí me sé el título!) en versión acústica, muy bonita por cierto, en que seguramente todos estaban pensando en la persona a la que le dedicaban esa rola. Al que yo se la dedicaba, porque yo también lo hice, estaba tan sólo a unos metros de mí, pero lejos, y no pude evitar los ojitos casi Remi, por que tampoco iba a llorar, tenía que cantar, pero no le pude apretar la mano en señal de que pensaba en él durante la canción. Durante la parte “tranquila”, me dio tiempo de pensar en mis pequeñas preocupaciones del momento como que tenía que ir al baño y me di cuenta de que empezaba a oler a trailera, como bien dijo el compadre O., lo cual no era muy agradable, ni yo me aguantaba. Y para no incomodar a los vecinos pues ya no levanté los bracitos, aunque en algún momento fue inevitable, lo siento por los que estaban a mi lado.

Siguieron tocando algunas otras pero la energía ya había bajado mucho, así que los artistas decidieron salir del escenario para que el público sudado (en especial yo y el cabrón de adelante que creo no se había bañado en días porque estaba peor que yo) pidiera el clásico encore. Regresaron con “Date with the night”, esa también me la sabía, y volvimos a brincar como chapulines uno: porque uno se prende con esa rola, y dos: porque si no brincas te aplastan y madrean a codazos. Siguieron dos canciones más y terminó el concierto, para ese entonces yo ya olía a vagabunda y las ganas de mear eran muy intensas. La salida fue una estampida hacia los baños, con filas interminables como siempre en los baños de mujeres, pero todo salió bien (el concierto y los meados) y nos dimos por satisfechos y partimos apestosos y un tanto adoloridos a nuestras casas. Esa noche dormí muy bien.